4.05.2011

En caso de ataque de monstruo radioactivo

No me gusta alarmarme, pero esta mañana que escuché que los japoneses arrojarán toneladas de agua radioactiva contaminada en la planta nuclear de Fukushima me puse en alerta.

Estoy en Mazatlán, famoso puerto en el oceáno Pacífico, por lo que si algo malo ocurre por culpa de los científicos nipones, y viaja con las aguas, me tocará directo.

Si la historia, contada por el cine, nos ha enseñado algo, es que en estos momentos un animal está mutando para convertirse en la pesadilla de lo que se atraviese en su camino. Intentará aplastar los pequeños puertos pesqueros hasta llegar a las grandes urbes y magnificar su destrucción.

Aún no sabemos a qué tipo de organismo debemos temer: una iguana, un lobo marino, una medusa o un camarón gigante.

Hay esperanza.
Lo bueno es que en México estamos preparados para combatir al monstruo.

Y no hablo del Ejército o las fuerzas policiacas. Me refiero a los narcotraficantes, quienes ya cuentan con arsenales de lo más avanzado en armamento, bazookas, miles de ametralladoras AK-47 y R-15, tienen sus tanquetas civiles llamadas Hummer y un nulo valor de su vida que es la envidia de cualquier grupo mercenario en el mundo.

Estamos listos, los principales puertos del Pacífico mexicano están ocupados por narcotraficantes, militares y policías. Listos para, cuando llegue el momento, unir esfuerzos contra cualquier amenaza radioactiva.

Gracias a los narcos, hoy podemos dormir tranquilos y no preocuparnos por los monstruos gigantes provenientes de Asia.