7.08.2011

Googléame la vida.

Le estoy entregando la información de mi vida a Google y me siento bien con ello.

Hace varios meses dejé de usar MS Office, ni siquiera lo tengo instalado en la computadora, y escribo documentos y hago presentaciones usando Google Docs.

Las principales ventajas son la facilidad para compartir y que al estar en la nube no debo preocuparme si se descompone mi disco duro o si me roben la netbook.

Es inevitable no usar servicios de Google. Mi blog en blogger, correo en Gmail, videos en Youtube, feeds en Google Reader, etcétera.

Luego llegó Google+, que hasta el momento pinta como una gran alternativa al devaluado Facebook, el cual perdió la diversión cuando entraron nuestras tías y se convirtió en una red social de secretarias.

Hay un área en la que Google aún no me convence: las fotos. Desde 2004 soy usuario de Flickr, que es propiedad de Yahoo, y no he encontrado un servicio mejor para almacenar y compartir fotografías.

Hay gente que, con un argumento muy válido, se asusta por asuntos de privacidad. Es cierto, Google puede leer y ver todo lo que ponemos en sus servicios. Pero, de hecho, tiene un buscador que husmea en toda la internet.

Tengo el asunto de la privacidad muy claro, si hay algo que no quiero que esté en internet simplemente no lo subo y si es de suma importancia mantenerlo secreto lo dejo en mi disco duro, comprimido y con clave, lo más lejos posible de Google.

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