12.18.2013

Cajas de indiferencia

Los vagones del metro son enormes cajas de indiferencia. Espacios móviles que de lunes a viernes son silenciosos, nadie habla, a excepción de los vendedores que gritan.

Las personas viajan a sus trabajos u hogares tratando de no pensar en la demás pasajeros,  aún y cuando se respiren el  aliento a quince centímetros entre cara y cara.

Alguien puede caerse, desmayarse, vomitar,  pelearse a golpes con otro y la gente será sólo espectadora pasiva del  espectáculo de la vida diaria.

El escenario se ve distinto los fines de semana, a partir del viernes por la noche los vagones son una mezcla de decenas de conversaciones de personas que ahora sí sonríen.

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