2.01.2014

La estabilidad laboral

Millones de personas sueñan y se esfuerzan todos los días por conseguir un trabajo cuyo salario les alcance para llevar una vida cómoda y además contar con estabilidad laboral. Un empleo de lunes a viernes, sentado frente a una computadora, horario fijo, prestaciones, seguro de gastos médicos, apoyo para los hijos, fondo de ahorro... el mundo ideal para quien no quiere vivir el menor sobresalto.

Pero dichos trabajos tienen precios.

La rutina. Hacer los mismo todos los días durante muchos años. Levantarse a la misma hora, salir, el transporte público o el auto, comer en los mismos lugares, ciclarse. Repetir las mismas actividades durante tanto tiempo convierte a las personas en autómatas. Se  nota en los saludos mecánicos con idénticos tono y palabras, ropa específica para cada día de la semana, carencia de amistades fuera de la oficina, etc.

La inmovilidad. En las grandes empresas que siguen funcionando como en el siglo pasado': "burocráticamente", según la definición de Alvin Toffler en Future Shock, los empleados son simples maquiladores en un ambiente abismalmente vertical que no ofrece opciones para ascender, castiga la proactividad y la creatividad, y donde los mismos trabajadores enfrentan con la máxima resistencia cualquier implementación de cambios o nuevos procedimientos en la producción. En estos lugares pueden pasar hasta diez años para que alguien obtenga un mejor puesto y salario subiendo un solo escalón.

La nula generación de habilidades. Muchas personas entran a trabajar a una corporación de este tipo desde jóvenes, incluso desde antes de terminar la universidad. Le entregan a la empresa más de una década (de hacer lo mismo) y en caso de un recorte, despido o renuncia se enfrentan con la situación de que no generaron experiencia en habilidades ni conocimiento, sólo en ocupar espacio, por lo que se les dificulta encontrar un nuevo empleo. Quienes permanecen en la empresa se percatan de esta posibilidad y deciden hacer lo posible por no abandonar su puesto y evitar dicha dificultad.

El white collar way of life. Fuera del cubículo y la organización, el trabajador lleva una vida a meses sin intereses. La cultura del ahorro ha desaparecido y las posesiones materiales, viajes, emergencias, se pagan con dinero que se obtendrá en el futuro. En el mundo actual la satisfacción es primero y el esfuerzo es posterior. Esa situación convierte a la persona en un esclavo de las deudas, no puede ahorrar y una renuncia es algo impensable. Esto también es aprovechado por las empresas para presionarlo a trabajar horas extras, a veces sin pago, y condicionarle vacaciones y descansos.

Desde esta perspectiva, que por supuesto es debatible, la búsqueda de la estabilidad laboral se convierte para muchos en una prisión de la que nunca podrán salir.

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